Con
semejante título, Historia de una Rata Mala podría parecer una especie de fábula para niños pequeños;
y, realmente, puede considerarse como tal, pero sólo hasta cierto
punto y con matices muy a tener en cuenta.
La 1ª edición española. Recientemente ha sido reeditada por Astiberri. |
Los
cuentos ilustrados de Beatrix Potter, extraordinariamente
preciosos, forman parte intrínseca de mi infancia. De hecho, en
homenaje, mi familia bautizó a nuestra mascota como Perico:
un pobre e inquieto conejo que todavía es muy recordado a día de
hoy en mi hogar, aunque no por los mejores motivos. Lo cierto es que,
aunque siempre le he presupuesto cierta fama a esta autora británica,
conozco a muy poquitas personas que sepan mínimamente de su figura o
de su obra. Por eso, el cómic que nos ocupa consiguió crearme de
inmediato sentimientos dulces de complicidad y nostalgia.
Precisamente esto último tiene mucho que ver con la temática
escogida: la regresión a la infancia y, más concretamente, a la
inocencia.
La
protagonista, Helen Potter, es una muchacha que vive en la
mendicidad tras haber escapado de casa y que empezará a seguir, casi
inconscientemente, los pasos de su famosa tocaya a través de Gran
Bretaña. Al igual que el mundo de fantástico de Beatrix, el que
descubrirá Helen con sus viajes será hermoso y salvaje a un mismo
tiempo: puedes encontrar peligrosos depredadores a cada tramo, o en
cambio, valiosos y entrañables aliados.
Altamente recomendable. |
Bryan
Talbot, el autor completo
de este tebeo de los noventa, consigue lo que parecía imposible:
recrear el encanto mágico de los libros de Potter. A ello ayuda
muchísimo el dibujo, que destaca por un trazo limpio y claro,
especialmente grueso en el contorno de las figuras. La realidad y la
fantasía no se distinguen de ninguna manera en el apartado gráfico
y las viñetas realmente se asemejan a ilustraciones literarias muy
agradables a la vista. Su estilo figurativo y su acertado uso tanto
de las sombras como del color recuerdan a las películas animadas con
rotoscopio (como las de Ralph Bakshi).
Sorprendentemente,
este 'tono de cuento' resulta completamente apropiado para un tema
tan espinoso como el del abuso infantil. El asunto es abordado con
muchísima delicadeza y extrema sensibilidad, evitando
intencionadamente la sordidez o el sensacionalismo barato en el que
tan fácilmente podría haber caído. Gracias a ello, hasta los más
escrupulosos podrán afrontar su lectura sin miedo, y sin que ello
conlleve la pérdida del realismo que demandaba la temática. Lo que
fácilmente podría haberse convertido en una historia bastante gris
y depresiva, en cambio, constituye un sincero y bello canto a la
esperanza. La travesía de Helen es agridulce y dura, y no estará en
absoluto libre de escollos; pero en ningún momento nos transmite
demasiado desasosiego. Quizás porque, cuando estás en lo más bajo,
el único camino posible es hacia arriba. En su aparente sencillez es
donde radica su mayor grandeza; es un relato que no precisa en modo
alguno de quiebros inesperados ni giros rebuscados. Un relato que
también nos habla de crecer y madurar; no a costa de sacrificar la
imaginación o la creatividad, sino, precisamente, usando ambas
cualidades como herramientas.
Por supuesto, los animales y, en especial, los pequeños roedores serán importantes. |
Historia
de una Rata Mala le ha valido a
Talbot los elogios de otros grandes maestros del noveno arte, como
Alan Moore
o Neil
Gaiman
(ambos, detalle curioso, tan británicos como el propio Talbot o como
la mismísima Beatrix Potter). La obra también ha sido vista con
buenos ojos por parte de muchos educadores y es utilizada en centros
de ayuda tanto de Gran Bretaña como de Estados Unidos; algo que, con
casi toda seguridad, halaga más a este artista que cualquiera de los
muchos merecidos premios que ha recibido por ella. También atestigua
su loable y exhaustiva labor de documentación a todos los niveles,
consiguiendo una credibilidad pocas veces se consigue en una
narración. Helen en particular llega a parecer más auténtica que
muchas personas de la vida real, y es muy difícil no sentir afecto y
empatía hacia ella.
También
es el primer profesional del cómic en obtener un Doctorado
Honorífico en Arte, y no es para menos: se atrevió a exponer un
asunto difícil en una época en la que todavía era tabú. Para más
inri, lo hizo a través de un medio que entonces no estaba lo
suficientemente reconocido; muchas veces, tampoco ahora. En sus
propias palabras:
“Los abusos sexuales son más frecuentes que el asesinato. (…) Cuanto más se hable del abuso infantil, (…) más probable será que las víctimas se den cuenta de que es algo que pasa continuamente, que pueden hablar de ello, que pueden ser creídas y hacer que eso se acabe.”
Genial.
ResponderEliminarMuchísimas gracias.
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