A
algunos desconocedores del tema podrá sorprenderles que un rojillo
como yo se interese por las aventuras del Capitán América, o
que disfrute con ellas. Sin embargo, lo cierto es que tiene un porrón
de elementos que me encantan, a saber:
-
Un protagonista que, a fuerza de haberlo pasado putas, tiene cierto
halo trágico que lo hace interesante, simpático y accesible... A
pesar de la aparente perfección física y moral que le definen o de
ese patriotismo a ultranza que un servidor, al menos, no comparte.
-
Tramas de espionaje y/o aventuras ambientadas en la Guerra
Fría y/o en la Segunda
Guerra Mundial, lo que nos
lleva al siguiente apartado.
¡Zas, en toda la boca! |
-
Antagonistas nazis de diseño grotesco (el Barón Zemo,
el Cráneo Rojo,
Arnim Zola, el
mismísimo Adolf Hitler y
un largo etcétera)... como los del famoso Hellboy.
De hecho, el estilo de Mike Mignola
es bastante deudor del de Jack Kirby,
y el homenaje es más que evidente.
-
Crítica al sistema social / político / económico estadounidense.
Sí, han leído bien. Para verlo, nada más que hay que
pillarse los tebeos que coincidieron en fecha con el Escándalo
Watergate.
Richard Nixon, súper criminal de la Marvel. |
A
parte, también está el hecho de que me encantan Stan
Lee,
Roy Thomas,
Gerry Conway, el mencionado Kirby y demás autores de la Marvel clásica... Pero me
gustaría explayarme sobre el último punto de la lista; y es que la
editorial Marvel siempre
ha sido considerada muy 'progresista'. Recalco el término, ya que en mi pueblo
significa
'de derechas, pero
con mala conciencia';
que es el grado máximo de izquierdismo, con excepciones, al que
puede llegar un yanqui medio.
La
auto-proclamada Casa
de las Ideas demostró
y todavía demuestra a menudo esta postura: a fin de cuentas, algunos
de sus iconos son constantemente perseguidos por las autoridades (a
veces no sin cierta razón) y difamados por la prensa. No por ello
dejan de ser menos heroicos; todo lo contrario: hacer lo
correcto tiene todavía más mérito cuando sabes que no te van a
recompensar por ello... Y les añade un toque de rebeldía de lo más
molón. Es lo que ocurre con Spider-Man,
con Hulk o
con los X-Men.
Que, por cierto, ¿dónde quedaron esas traducciones: El
Hombre Araña,
La Masa,
La Patrulla-X?
El Barón Zemo y el Cráneo Rojo, por Mike Mignola. |
Creer
que Steve Rogers
y su alter ego
escapan
a esa tendencia es un error... A pesar de esas pintas que lleva pero que,
realmente y en todo caso, sólo le hacen culpable de un terrible mal
gusto. Repito: es un error, y más cuando muchos autores le han
aprovechado para exponer sus inquietudes ideológicas. Así hemos
disfrutado de viñetas que demuestran un claro rechazo a la Guerra
de Vietnam,
a las bombas atómicas de Nagasaki
y de Hiroshima
o a la prisión de Guantánamo,
por sólo citar algunos ejemplos; incluso a la masacre de los
indígenas americanos, viaje en el tiempo mediante. En una ocasión, hasta presentaron al súper nazi Cráneo Rojo como Senador de los Estados Unidos; sutiles que son...
Pero, a pesar de ello, siempre se le ha tenido por reaccionario. En
honor a la verdad, esta fama llegó a ser certera en algunos momentos
de los años cuarenta o cincuenta... Pero el hecho de que esta época
fuera borrada de continuidad, argucia argumental mediante, lo dice
todo. A la guisa de Harry
el Sucio
en
su segundo largometraje, el abanderado, en no pocas ocasiones, ha
combatido contra versiones extremas de sí mismo: exactos a como le
acusaban ser a él desde el mundo real. La intolerancia, la prepotencia,
el racismo, la defensa del totalitarismo, la justificación de la
violencia o de posibles víctimas colaterales...: ninguno son atributos
suyos, si no propios de sus enemigos; ya esgriman la cruz gamada o
las barras y estrellas que también adornan su figura.
El Capi contra su imitador de los 50. |
No
hace demasiado que se rumoreó el nombre del estelar Will
Smith
para interpretarle en la gran pantalla. Esto hubiera supuesto un
cambio de aspecto bastante significativo con respecto al original,
rubiales y de ojos claros. A parte de aprovecharse del innegable
carisma de este actor, hubiera servido para alejarse de la reputación
aludida arriba. Y por supuesto, ya de paso, para encolerizar a los
más conservadores y rancios. Y, ¿por qué no? ¿Por qué no un
Capitán América negro? ¿No resulta un poco irónico que alguien
que lucha tanto contra el nazismo, y contra toda clase de grupos
xenófobos, encarne el ideal de perfección física de sus adversarios?
El propio Joe
Simon,
su co-creador de los cuarenta, apoyaba la idea. Claro que, si nos
paramos a pensarlo, un nativo americano sería más apropiado todavía. (Ay, Neil
Gaiman, tuviste la oportunidad en Marvel: 1602 y la dejaste escapar.)
Originariamente,
esta idea se iba a plasmar en el llamado Universo
Ultimate del año 2000;
antes de que la Presidencia de Obama
potenciara esta clase de transmutaciones. No cuajó y
se acabó trasladando al gran personaje de Nick
Furia, adquiriendo así
los rasgos de Samuel L.
Jackson antes de que éste
le diera vida en la gran pantalla. Por lo visto, el actor es fan
y quedó encantado. Para hacerse
una idea de como es el original basta con recordar la versión de David
Hasselhoff en Objetivo:
Manhattan (1991).
Creo que éste no es Samuel... |
En
2003
se publica La Verdad.
Los autores son Robert
Morales y Kyle
Baker, que en otras obras
suyas ya han explorado la discriminación que seguramente han vivido
en carnes propias. Sobre este último ya hemos charlado aquí, por
ser el artífice de Por Qué Odio Saturno
y de otros títulos muy
recomendables. En éste en concreto, los dos dejan de lado la imagen
idílica que se le suele dar a la Segunda Guerra; como si aquello
hubiera sido un conflicto épico entre el Bien y el Mal absolutos.
Imagen de la que mucho se ha aprovechado el propio Capi, dicho sea de
paso. Que nadie me malinterprete: no somos el Vaticano
para negar el horror del
Holocausto.
Me refiero a las actitudes ostensiblemente deplorables que hubo
dentro del propio bando de los Aliados. Eso incluye el
racismo dentro de las tropas norteamericanas: los soldados negros no
se mezclaban con los blancos, si no que luchaban dentro de sus
propias unidades; éstas, a su vez, eran usadas fácilmente como
carne de cañón, destinadas a las primeras filas. Al
mismo tiempo, en
Tuskeegee, se probaban
medicamentos experimentales
contra la sífilis en ciudadanos de color,
a los que se dispensó un trato
inhumano. Diantres, si hasta se dice que Hitler admiraba las leyes de
inmigración de Estados Unidos.
Si
buscan otra novela gráfica que también desmitifica bastante el
susodicho conflicto bélico, les recomiendo Los Surcos
del Azar, del formidable artista y
compatriota Paco Roca. Lo enlaza certeramente con nuestra Guerra Civil, revelando vínculos
muy interesantes y muy poco comentados entre ambas. Pero ya la
abordaremos en otra ocasión.
Portada de la edición española de La Verdad. |
Volviendo
a la que nos ocupa: la premisa es que el Suero
Súper Soldado que
dio poderes a nuestro héroe fue probado antes en un grupo de
afroamericanos involuntarios y desinformados, como en el Experimento
Tuskeegee. Tal y como en dicha historia real, muchos murieron o
sufrieron malformaciones. Durante la lectura podemos no sólo ver, si
no sentir, como vidas humanas enteras son arruinadas. Sólo uno,
entre tantos, desarrollará los efectos deseados, convirtiéndose así
en el Capitán América; aunque el suyo tampoco será un camino de rosas. Me hubiera quitado el sombrero si su nombre real
hubiera sido Steve Rogers y si hubiera sido éste el argumento
adaptado en el cine... Baker y Morales prefirieron respetar el
mito, de tal manera que el enmascarado que aquí nos presentan es un
predecesor del que conocemos. De hecho, nuestro Steve llega
a aparecer en un momento dado, demostrando el buen personaje que es.
Esta opción, por lo menos, permite incluir la narración en el canon
marvelita, y no relegarla a
una realidad alternativa ni demás zarandajas.
Al final, fue un rubito Chris Evans quien tomó el papel en la franquicia fílmica de los Vengadores. El chavalote se desenvolvió estupendamente, resultando creíble en todo momento y clavando la altura moral del héroe... Con gran sorpresa por mi parte, añado, ya que previamente sólo le había visto haciendo de niñatillo (tanto en Los 4 Fantásticos y su secuela como en Scott Pilgrim contra el Mundo, por ejemplo). El primer film con él estuvo dirigido por Joe Johnston, que parece especializado en este tipo de relatos y ambientaciones... Todavía me acuerdo de su Rocketeer (1991). El cineasta supo hacer simpático a su protagonista contra todo pronóstico, a pesar de los prejuicios. Sólo tuvo que situarlo en el contexto apropiado y parodiar un poco la labor propagandística que muchos creen que tuvo en aquellos tiempos. Lo cierto es que su primera aparición, con esa (ahora) famosa portada partiéndole en los morros al mismísimo Führer, es anterior a la participación yanqui en la guerra... Lo que suscitó cierta polémica en aquel entonces. Se nota que sus creadores eran judíos.
Evans dando la talla. |
En
historietas recientes (que no he leído), volvemos a tener un Capitán
afroamericano. Ha sido Sam
Falcon Wilson
(quien, por cierto,
también apareció recientemente en los cines) quien ha tomado el
nombre de guerra, el disfraz y el relevo de su viejo socio y colega.
Siendo sinceros, éste ha sido el motivo que me ha impulsado a
escribir estas líneas. Pero a pesar de ello, y a pesar de lo
muchísimo que disfruto con las pelis de los Vengadores tal y como
están, las del Capi incluidas... Sigo soñando con un Steve Rogers
negro. Digo Steve Rogers,
no ningún sosias ni ningún reemplazo, sustituto ni sucesor. Un
Steve todavía más trágico y con todo en su contra, en una versión
de la Segunda Guerra Mundial (y del mundo, en general) más crítica,
descarnada y fidedigna a la cruel realidad. Un Steve, por todo lo
anterior, todavía más heroico.
P.D.: Algún día, tendremos que tratar de la peli que hicieron del Capi en los 90... ¡Gloria bendita, oigan!
P.D.: Algún día, tendremos que tratar de la peli que hicieron del Capi en los 90... ¡Gloria bendita, oigan!